miércoles, 3 de febrero de 2021

DE PROFUNDIS


No sé si adjudicarle a la rabia o a la tristeza esta despedida de Oscar Wilde a quien fuera su amante, Alfred Douglas, desde la infame prisión de Reading. Puede que entre los libros no exista algo más doloroso.
Bajo los cargos de sodomía fue linchado uno de los escritores más brillantes de la lengua inglesa. La mediocridad logra destruir la reputación para insertar su barbarie moral, ya que con el filo de la lengua de los torpes es como se preserva su estirpe en la tierra, pues la humillación del talento es donde se releva el adjetivo de despreciable en los libros de historia.
De Profundis fue publicado luego de la muerte de Wilde, ocurrida el 30 de noviembre de 1900 –justo hoy hace 120 años– y es, de toda la obra felizmente hedonista que construyó, una amarga reflexión acerca de la traición y el desencanto,
"La mayoría de las personas son otras: sus pensamientos, son las opiniones de otros; su vida, una imitación; sus pasiones, son una cita".
Wilde sobrevivió dos años a estas palabras, su ego fue pulverizado pero no pasaría mucho tiempo para que su esplendor retoñara como sucede con cualquier forma infinita de la naturaleza.
Me encanta aquella frase que Jorge Luis Borges le adjudica al poeta irlandés: yo quería conocer el otro lado del jardín.
Amanece que ya es bastante.

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