Prefiero el silencio a la absurda práctica de las mentiras.
Prefiero los errores expuestos a las perfecciones aparentes.
Prefiero estar afuera de la prosperidad a estar dentro del delito.
Prefiero la memoria sin resentimiento al olvido indiferente.
Prefiero un lector sincero a un premio literario.
Prefiero encontrar amigos a lograr aliados.
Prefiero terminar un inicio a comenzar un final.
Prefiero un pasado vivo a un presente muerto.
Prefiero asistir a los estrenos a presenciar los homenajes.
Prefiero la brillante ingenuidad, al conocimiento sin entusiasmo.
Prefiero la luz de la mañana a las estrellas intermitentes.
Prefiero —como dice la poeta polaca Wislava Szymborska— los países conquistados, a los países conquistadores.
Prefiero lo absurdo de escribir y pensar y hacer, a creer en lo absurdo de no hacer ninguna de estas cosas.