lunes, 11 de enero de 2010

BUSCAN ELECTROADICTOS EN CUARTOS DE HOTELES


(Tetsuo Iron Man/Shinya Tsukamoto)



Un total de 47 hoteles del Centro Histórico de la Ciudad de Guatemala fueron investigados por agentes de la Secretaría de Antinarcóticos de la Policía Nacional Civil dando como resultado la ubicación de más 28 centros de distribución de crack, cocaína y marihuana. Según informantes anónimos en estos establecimientos no sólo se vendían este tipo de drogas, también se consumía electricidad, permaneciendo algunos adictos durante días o semanas dentro de las habitaciones.

El trabajo de vigilancia dio como resultado la detección de esta clase de actividades delictivas a través de la observación directa de los contadores de luz en los centros de distribución de droga conocidos popularmente como “puntos” o “shockjauses”. Varias fuentes informaron que cuando se agota la droga, los clientes habituales y desesperados recurren a la energía eléctrica -ya sea metiendo la lengua en los tomacorrientes o bien chupando los cables de las lámparas cuando están conectados- dando como resultado fuertes descargas que aceleran el metabolismo y dejan al adicto en estado de semi-inconsciencia.

Expertos analistas opinan que la relación entre la corriente eléctrica y la sobre-estimulación causada por las drogas guarda similitudes en cuanto a la intensidad y al daño generado en el sistema nervioso. Sin embargo el impacto o “morongazo” (como le llaman los electroadictos) que genera la fluído eléctrico es superior al que pueden provocar estimulantes comunes.

Horacio Alegría, psicólogo especialista en electroadicción, indica que el tratamiento para esta enfermedad es muy complejo, porque la electricidad puede conseguirse en cualquier lugar con un mínimo de condiciones domésticas. Aconseja que lo más recomendable para las personas con esta conducta compulsiva es que se retiren a municipios distantes de la capital, a departamentos como Huehuetenango, Petén, Quiché o San Marcos, donde los electroadictos estén aislados. El experto señala que afortunadamente en Guatemala es muy fácil encontrar sitios que carecen de este servicio, por ello se puede ofrecer un excelente tratamiento de desintoxicación a personas de países desarrollados que viajen al país. “Es importante que los padres vigilen que sus hijos no lleguen a casa con objetos como cintas de aislar, cables de diverso calibre ni que pasen demasiado tiempo estudiando los sockets, las regletas, tomacorrientes, alambres de plancha u otro tipo de resistencias, ya que son claras manifestaciones de este tipo de adicciones”, señala. Según Alegría su clínica atiende a muchos electricistas que por su trabajo se han visto expuestos a descargas involuntarias y que desgraciadamente han ido enganchándose al punto de abandonar a sus familias, permaneciendo durante meses en la shockjauses buscando voltajes cada vez más potentes: "muchos de ellos han muerto buscando un impacto más fuerte en los postes de alumbrado público, donde succionan cables de alta tensión y caen fulmiandos luego de un éxtasis similar al de una sobredosis" nos informa.

Debido a que no existe una legislación que procure controlar el voltaje y que vele porque no se extienda este flagelo, se hace imposible cuantificar la cantidad de población afectada. Lamentablemente fue imposible localizar a personeros de la Empresa Eléctrica de Guatemala para pedir su opinión respecto a este tema.