Lecciones para una guerra / Juan Manuel Sepúlveda
Para
Yolanda Colom
¿Qué sucede cuando
somos raptados por otro mundo?: El universo de los libros y de las
personas se desvanece en los colores verdes que jamás notamos. La
lluvia es una circunstancia de enorme belleza, porque los charcos son
pequeños lagos. Las naranjas son aliento contra la sed. El
nacimiento de las flores hacen de cinematógrafo y asombro. Aunque de
pronto, en medio del cielo, atraviese el vacío una avioneta que ni
siquiera puede percibirnos. ¿Qué sucede cuando la filosofía se
comparte junto con la pobreza? El asombro de entrar en la vida de los
invisibles, la poesía ya despojada de toda acumulación de palabras
erráticas.
Poemas de la Zona
Reina es una compilación de los versos de Mario Payeras que le
acompañaron y que le sobrevivieron. Fugaces, bellos y certeros como
el tránsito de las hormigas que levantan sus hojas como
subsistencia. Basta un sueño, un poema o una idea para darse cuenta
de que no vale la pena ser felices a la vieja manera y de que
es necesario marcharse conforme hacia el largo domingo sin
barriletes ni pájaros, a la región que en los mapas más antiguos
que existen, solía representarse con una ballena triste. Payeras
devuelve al lector una experiencia inédita: presenciar la vida en la
vida. Es cuando dejamos de participar en un mundo infestado de
motivos ruines y compartimos una sola necesidad, entender las razones
por las cuales migran los azacuanes o por qué resucitan ciertas
flores durante algunos días de verano. Quizá porque uno no entiende
la importancia de las estaciones si no ha conocido la intemperie, o el
valor del fuego si no sufre los fuertes aguaceros. Todo esto es
difícil e imprescindible como la ternura o el amor en su
nomenclatura más exacta: el pan o el dolor compartidos.
Este
libro de poemas, publicado por primera vez en la década del Noventa
por Editorial Artemis Edinter y afortunadamente reeditado por
Editorial Cultura para el 2014, es una de las obras imprescindibles
de la literatura guatemalteca contemporánea. Quizá uno de los tres
o cuatro textos que puedan considerarse desde ya como un clásico.
Lo dicen su claridad sobria y su permanencia descafeinada de
cualquier efectismo ideológico, teórico o literario. En este punto
es cuando la poesía está en la poesía, como la vida está en la
vida y el ser está en el mundo o en la tierra o en la existencia:
En el canto de
todas las aves canoras
hay menos
variedad melódica que en
un aria de
Mozart; pero toda la música
no podría
compensarnos, como belleza
del mundo, por la
extinción aunque
fuera de los
pájaros bobos.
De
no ser por el compromiso y el trabajo de Yolanda Colom por dar a
conocer la obra de Payeras, este libro no existiría. Yolanda
compiló, resguardó y entregó a los editores casi toda la obra de
este brillante poeta, filósofo y narrador. De eso que los Poemas de
la Zona Reina esté dividido en dos episodios: el período que va de
1972 y 1974 (uno de los más álgidos en la lucha armada en
Guatemala); el segundo, 1989 y 1994, durante su difícil exilio en
México, país que lo acogió hasta su muerte acaecida el 16 de enero
de 1995. Ambos períodos se complementan en el asombro ante la vida y
el pensamiento. Palabras y actos que al unificarse forman la
coherencia... eso que deslumbró a Albert Camus y lo llevó a
reflexionar acerca de El Hombre Rebelde. Eso que se transparenta en
las últimas líneas de este poema:
nunca como esta
mañanas
estuvimos tan
exentos de los envejecimientos del espíritu
ni nuestros
pensamientos se parecieron tanto
a nuestros actos
Encontrar
poesía entre las líneas de un ensayo científico. Encontrar la
ciencia entre las líneas de un poema. Deslumbrarse ante las cosas
sencillas y ante la belleza de ser feliz en lo necesario:
"Dos
cosas más aprendimos en la lluvia:
cualquier sed de hombre tiene derecho cuando menos a una naranja grande
y toda tristeza a una mañana de circo
para que la vida sea, alguna vez, como una flor
o como una canción"
cualquier sed de hombre tiene derecho cuando menos a una naranja grande
y toda tristeza a una mañana de circo
para que la vida sea, alguna vez, como una flor
o como una canción"
No
existirían estos poemas si no existiera la esperanza. Ese es el
motivo que llevó al poeta a internarse en lo profundo de las
montañas, el motivo secreto de su lucha y la razón primordial de
cualquier espera.