
(Margarita Azurdia)
*
la luna mira el farol con su línea
quisiera bajar lo necesario para hablar
sólo tiene que mostrar un poco de aire
caer lo suficientemente cerca
dejar sin luz la mitad de la tierra
*
el jardín consonántico donde me enfurecen
las calles y la noches
*
las enormes hojas parecen manos
gente unida a presión
vida
colgar de sus rejas
*
la ventana tiene quebrada la esquina
soplo de frío quema mis dedos
echarme a reír
lentes azules que tengo
*
todos los perros ladran esta noche
alarmas de carros y autopatrullas
y rumores y voces
sabes que cuesta demasiado
pagar el precio por entrar
*
a veces yo también pido una cuerda
pido que esta hoja sea solo un fantasma
apenas visitas mi noche
y te alejas de ella sonriendo
*
corvado el foco se enciende
solo
lamento no flotar
sobre el pasto contaminado
*
en medio de la noche alguien dispara
los pájaros son un lujo y el día un sacrficio
tanto demente y pobre debut
*
quizá llegue a escribir tu carta
esa carta difícil de ser hallada
palabras que se arrastran de sed
*
ciertas paredes
texturas que han quebrado
lápices de piedra
*
te deslizas primero
luego raspas un poco de luz
de los cuerpos
*
desollado o dormido
línea tras línea hasta desaparecer
signos de adicción a la vigilia
promesa de negarme a quien me llama
*
aquí es donde se pensó
alguna vez
una especie de paraíso
*
sé que tocarte es cortar la vida
*
cerrar de largo la orilla
aspirar la oscuridad
*
recuerdo estar solo y esa música
era toda la pared que tocaba
*
hay un rostro en la lámpara que
entre líneas corrige su luz
otra voz
intenta repetir en vano aquel nombre
*
el patio que ha distancia dejamos
a merced de las ventanas
la mísera tarea de estar vivos
congelados en una promesa
*
seguir siendo humo
con las pupilas
corriendo más
corriendo sin
detenerme
*
te suelto desde esta noche
llena de ojos como
arañas blancas
*
el horizonte cada noche es un sonido
puede estar allí donde sólo veo luz
o debajo de las hojas o de las sombras
quizá en el escalofrío vertiginoso
que busca en las paredes su silencio