(Elizabeth Peyton)
El motor encendido.
Tras del vidrio,
se desvanece otra vida.
El niño sonríe
mientras extiende los dedos de su mano.
Ella tiene los ojos hechos sal
y necesita estar sola -me dice.
Y yo me voy sin nada.
Sin vida.
Sin lugar tranquilo.
Pasado un tiempo
espero a cierta distancia
que ambos entren a la casa.
Un relato de Carver con mi vida.
Un adiós con socialismo-religioso
y deseos de conservación.
Con los días busco algo que ver en el cielo,
donde sólo existen obtusas figuras en las nubes
buscando anclar en el equilibrio.
Aquí abajo no hay nada
sólo ideas como ruido,
como un ruido continuo
y sin silencios.
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